lunes, 24 de agosto de 2015

Laberinto sin fin

Me encuentro en unos días raros...Tan raros, que a veces no sé dónde me he vuelto a meter. Días raros en el trabajo. Días de estrés. Días de necesitar un abrazo de mi mejor amigo, pero está desconectado del mundo disfrutando de sus vacaciones, y en el fondo, me alegro más por eso, ya que el abrazo, puede esperar, días de querer urgentemente achuchar a mi Zape y que ella me achuche a mí (para esto, ya que queda menos, tan sólo unos días), días de querer llorar y no saber por qué, días de acordarme de ti, y tanto me he acordado que fui a tu cajón, en ese que tengo tus cartas, tus fotos, tus dibujos, tu cartel, tu cuento, tus “TQ +++”… Porque necesitaba recordar, que sí, me han querido, me han amado, una vez me quisieron de corazón, cuerpo y alma…

Hoy quiero compartir, el primer párrafo que cayó en mis manos después de muchos años esperando recibir una carta tuya. Hace ya más de 14 años de esta carta, y aunque ya no espero volver a verte, ni espero que llames a mi puerta ni a mi teléfono, ya no lo espero, porque no podría perdonarte que formaras una familia, esa que siempre soñé que sería conmigo… Así que con tu permiso, y sin él, hoy comparto de forma pública el principio de esa carta que me hizo llorar, como nadie sabe, que me hizo sentir la chica más especial y querida de este mundo:

“Me has gustado, te he querido, te he adorado, me has alegrado la vida, has sido y serás de lo más bonito de mi vida, al igual que en recuerdos, no me besases mal pues cuando una chica te gusta, nunca besa mal, siempre te recordaré en mi corazón y en mi mente siempre estarán grabados unos ojos de color indescriptibles, has sido un recuerdo constante en mi mente, al igual que un pensamiento, una espina en el corazón, una llama sin extinguir, una montaña sin descubrir, un astro sin reconocer, un mar de dudas, la princesa de mi historia de amor, la reina de mi habitación, una chica de ayer, una rosa entre mil capullos, un recuerdo inolvidable, un rayo, el canuto mejor liado, la piruja más extreme, el tripi más sonriente, la cerveza más espumosa, la razón de mi sin razón, la ladrona de mi corazón, una raya de amor, el olvido de la revelación, el estilo de la belleza, la primera de verdad, un laberinto sin fin…”


Pero como casi todas las historias de amor, esas que han escrito las páginas de muchos libros, la nuestra, tampoco tuvo un final feliz… Y aunque entraras y salieras en mi vida durante 7 años después de que me dijeras “ya no quiero estar contigo”, con 30 años pude por fin decirte: “no me vuelvas a llamar, déjame ser feliz, necesito ser feliz, necesito amar a otra persona, necesito que otra persona me ame”… Y aunque la persona que escogí no fue la indicada, sí que me dio la fuerza suficiente para decirte en voz alta esas palabras…  Pero es verdad, que cuando esa historia empezó a corromperse, siempre pensaba en ti… Y estos días he vuelto a pensar en ti, porque mi forma de querer y de amar, tiene que ver contigo. Con el hecho que no me gusta que las cosas “se queden en el aire”. Necesito poner fin a las cosas, o que ese fin “sea un principio”, o un final, feliz o triste, pero un final, pero no un camino a medio recorrer. Me gusta hablar, sí, a veces de cosas sin sentido, de chorradas, pero realmente, de lo que aquí estoy escribiendo, es que me gusta hablar de lo que pasa por mi cabeza, lo que está en ese momento rondando en mi corazón… No me gusta quedarme con las cosas dentro. Si algo se acaba, necesito oírlo, ya que no soy tan mala persona para no oírlo. Esto lo aprendí de ti a los 15 años, cuando me diste mi primer beso, después que yo te dijera:"me gustas". Aquel beso, en el que me dijiste:“no sabes besar” (y evidentemente así era, ya que fue... ¡¡mi primer beso!!). Lo mejor, fue enterarme años después, cuando me contaste que estabas tan nervioso que me dijiste la primera tontería que se te pasó por la cabeza… Repasando la historia, puede que no eligiera bien mis palabras, porque no te quedó claro que estaba loca por ti desde el día que te vi, más bajito, más gordito, pero con esos ojos verdes que me robaron el corazón y es que tú tenías 6 años y yo, 5… No te quedó claro que yo no necesitaba buscar más, pues ya te había encontrado… O quizás, sí las escogí bien y tú no quisiste entender… Lo que sé, es que seguramente te idealicé, ya que eso hace la distancia y el no ver a una persona, eran otros tiempos, no existían las tecnologías que tenemos ahora. Y es que la distancia no impide quererse... ¡¡pero cómo ayuda a idealizar a "esa persona"!!.
 Los días raros

Hoy soy escueta escribiendo. Es verdad que he estado muchos meses en los que me he sentado y me he puesto a narrar historias, pero no les he puesto un final… Hoy escribo lo que llevo días arrastrando y necesitaba contarlo… Robo una frase (hoy me siento una ladrona de palabras) que me ha encantado del libro que terminé ayer de leer, “El Jardín Olvidado” y que creo que encaja a la perfección con esta pequeña historia: “La memoria es una amante cruel con la que debemos aprender a bailar”… 

Estoy aprendiendo a organizar mi vida en estos días con lo que tengo y no con lo que me falta, o con lo que tuve un día, y sé, que lo voy a conseguir.